viernes, 12 de marzo de 2010

Se cumplieron seis años del atentado de Atocha

11-M | EL ATENTADO MÁS GRAVE EN EUROPA

Se cumplieron seis años del atentado de Atocha

(ESPAÑA, 12/03/2010) Ayer se cumplieron seis años del atentado más grave que se haya producido en Europa,con 192 víctimas mortales. Un atentado que sirvió para constatar que aquel del 11-S en los EEUU no había sido un hecho aislado. Que el mundo se enfrentaba, finalizada la "guerra fría", a una nueva forma de terrorismo internacional, cuyas acciones habrían de cambiar muchos de nuestros hábitos y formas de vida.

Los atentados del 11-S en los EEUU, y el del 11-M en España no fueron los únicos (luego vendría el del Metro londinense), ni desgraciadamente podemos esperar que serán los últimos. El mundo se ha vuelto un lugar mucho más inseguro a partir de entonces, y las estrictas normas de seguridad en los transportes - especialmente en los aeropuertos - y en otros muchos lugares, nos recuerdan de forma permanente que vivimos bajo una amenaza terrorista constante. Terrorismo de distinto signo al que se conocía hasta entonces (usando la religión como excusa) y de las más diversas formas (bombas, ataques suicidas, secuestros, ántrax, piratería marítima, etc).

Las consecuencias han sido muchas. Nuestros soldados se han visto envueltos en guerras "de película" (pero bien reales) en Irak y en Afganistán. Los ciudadanos vemos amenazadas nuestras libertades y derechos contra la intimidad y la información personal. Nos hemos vuelto más desconfiados los unos de los otros y distintos temores se han instalado en nuestras vidas, de forma más o menos inconsciente. Los pescadores deben trabajar protegidos por lanzagranadas y fusiles de combate, y algunas ONG han suspendido sus acciones humanitarias en países donde su personal ha sido atacado, asesinado o secuestrado.

Pero todas estas molestias y temores no son comparables al dolor de aquellos que han sufrido las consecuencias del terror en primera persona: las víctimas. Personas que han perdido la vida propia, o la de un ser querido, o han perdido facultades físicas o psíquicas como consecuencia de haber sufrido un ataque terrorista. Personas que, aquella mañana, viajaban junto a algunos de nosotros, pero en el vagón equivocado (aquel día yo llegué tarde a tomar ese tren, en la estación de Coslada, y el siguiente ya no salió, por razones obvias).

Para ellas y ellos es, en este día, nuestro recuerdo y solidaridad.